Conservación: De pastos y pastizales, naturales y culturales del Iberá

Como hábitat para la vida silvestre, como proveedor de forraje para el ganado, como recurso ecoturístico de caminatas y cabalgatas y también como protector de los suelos contra la erosión, el pastizal posiblemente sea uno de los ambientes más importantes del humedal. Puede ser que muchos lo subestimen, pero remover al pastizal del ecosistema causaría trastornos incalculables a la conservación de la biodiversidad y a la producción pecuaria. El pastizal es definitivamente un lugar común en la naturaleza biológica y humana del Iberá.

Una familia con pastos sorprendentes

La familia de los pastos, llamada de las Gramíneas o Poáceas, es una de las más ricas en especies dentro de la flora del Iberá y para sorpresa de muchos, buscar cómo y qué hacen los pastos del Iberá puede resultar algo interesante. Por ejemplo, podríamos sentarnos a tomar mates bajo la sombra de un “pasto” gigante y leñoso, al que llamamos Tacuaruzú (Guadua chacoensis); o sorprendernos al hallar bajo la escarcha de las heladas hojas verdes y lozanas de un pasto diminuto y anual conocido como Poa (Poa annua). Descubrir la razón del color rojizo-ocre del Malezal, seguramente confirmará que se trata de las hojas y las cañas del Capí Pytá (o Paja Colorada, Andropogon lateralis), uno de los pastos más abundantes de toda Corrientes, la Provincia del Embalsado.

En cambio, si salimos a las apuradas para pescar la foto del Ciervo de los Pantanos en el Pajonal, será casi imposible evitar los tajos del filo de sílice de los bordes de las hojas del Capí Kise (o Paja Brava, Panicum prionitis). Y hasta en la quema de un pastizal, podríamos exaltarnos con el Capí Pororo (Erianthus trinii), que debe su nombre a las sonoras explosiones que producen las bases de sus cañas cuando es quemado. Así es, los pastos del Iberá también dan sus sentires para el solaz de quienes “miran y ven”.

Naturaleza y cultura del pastizal del Iberá

En las lomadas, en los bordes de los esteros y también en los palmares, los pastos amuchados pincelan el paisaje y lo convierten en pastizal; y estos según su uso pueden ser naturales y también antrópicos o culturales, ya que  son los ambientes más empleados por la humanidad desde su aparición en la faz de la tierra, incluso en los pagos del Iberá. Se sabe que los Venados de las Pampas, Vizcachas y Carpinchos, junto a numerosas especies de hormigas y otros insectos del suelo, son los principales herbívoros silvestres del pastizal natural del Iberá. Aquí históricamente la carga de herbívoros habría sido sustancialmente baja, pero sobre todo habría sido corta en el tiempo, pues la planicie chaco-pampeana ha sido recientemente generada en el planeta, hace “apenas” un millón de años. Por su parte la definición de un pastizal cultural comienza con la llegada de los primeros hombres, entre 20 y 30 mil años atrás. Posiblemente con ellos se habrá incrementado la frecuencia de los incendios y luego, con la llegada de los europeos, se habrá incrementado la presión de los herbívoros domésticos; las vacas y caballos que vinieron a establecer una serie de competencias por el pasto con los herbívoros nativos pero también con el fuego que reclamaba su “combustible”.

Y de la mano del “Mensú y el “Che Patrón”, creados a lomo de caballo y fuerza de rodeos pero siempre en el trillo del pastizal, se vino a dar un nuevo orden, con un aprovechamiento económico que parece haber adquirido estabilidad a lo largo de los cuatro siglos pasados. Hasta hoy, ambos aspectos del pastizal, su naturaleza y su cultura, exponen elementos fascinantes de la vida silvestre y humana en el Iberá y ellos representan, en mi opinión, una de las mayores riquezas de la región.

Un lugar común para producir y conservar

El escenario natural del pastizal del Iberá nos da, por ejemplo, la posibilidad de maravillarnos en una cabalgata por el palmar cuando nos cruza una familia de Yurumíes, hecho que no tiene precio. En tanto que el escenario cultural del pastizal del Iberá nos ofrece la posibilidad de inventar un modelo de desarrollo que asegure que un hábitat pueda ser perpetuado en paisajes productivos y con ello la posibilidad de perder menos funciones y menos especies, o quizás ganarlas con el tiempo. Pero lo definitivamente interesante es que nos brinda una posibilidad de integrar un medio de vida de bajo impacto ambiental y enorme significado social para la comunidad ganadera y oriunda de la región. Mucho trabajo queda por hacer en los pastizales del Iberá, y explorar la colaboración y la sinergia solo puede dar un resultado: un mejor pastizal para más personas y una experiencia de integración con beneficios múltiples de tremendo valor socio-cultural. Desde el Programa Pastizales de Aves Argentinas apostamos a una ganadería sustentable para aquellas áreas productivas de la cuenca del Iberá y celebramos contar con un pastizal natural tan rico y valioso en sus áreas protegidas.

 

“Su noble parejero, raíz que lo alimenta,
atándolo a este suelo del cual quiere escapar,

que de no ser por él, sería el gaucho arriero,
un pájaro hacia el cielo, en vuelo sideral.”

Extracto de “El Arriero” de E. E. Estigarribia

* Gustavo D. Marino es Ingeniero Agrónomo (UNL) y Doctor en Ciencias Agropecuarias (UBA), trabaja como Coordinador del Programa Pastizales de Aves Argentinas-Asociación Ornitológica
Del Plata (www.ganaderiadepastizal.org.ar).

** El proyecto “Pastizales y Sabanas del Cono Sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en Argentina” es coejecutado por Aves Argentinas-AOP (AA) y Fundación Vida Silvestre Argentina (FVSA) con financiamiento del Fondo de Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) a través del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial). Cuenta con el apoyo especial del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Administración de Parques Nacionales (APN) y participa de la iniciativa “Alianza del Pastizal”. Su objetivo es impulsar la ganadería sustentable en pastizales promoviendo la integración de la conservación de la naturaleza y la producción agropecuaria.

FUENTE: Proyecto Iberá – Boletín de los Esteros Nº 14

2 comentarios sobre “Conservación: De pastos y pastizales, naturales y culturales del Iberá

  • el 23 noviembre, 2015 a las 7:28 PM
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    hola que haces
    ¿como dibujo perfecto eso en un cuaderno ‘

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