Un festival rescató el valor arquitectónico de Buenos Aires
Open House abrió las puertas de 60 edificios que suelen estar cerrados al público. La intención de la movida fue apelar a la curiosidad del ciudadano para que tome conciencia acerca del patrimonio que lo rodea. Hubo recorridas por el Palacio Barolo, la Galería Güemes, el Palacio Bencich, el Colegio Nacional de Buenos Aires y el Complejo Habitacional Los Andes, entre otras instalaciones. Fotogalería.
Open House a Buenos iluminó la ciudad, con un festival internacional de arquitectura en el que se abrieron durante un fin de semana 60 edificios de valor arquitectónico que en su mayoría se encuentran cerrados al público.
El concepto, originado en Londres, se ha establecido en más de 20 ciudades del mundo y a partir de este año Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad Latinoamérica que abre sus puertas a esta novedosa movida.
La intención de la propuesta, que tuvo el apoyo de la Dirección General de Planeamiento de la Ciudad, fue apelar a la curiosidad del ciudadano para que tome conciencia acerca del patrimonio urbano y arquitectónico que lo rodea. Además de agudizar la percepción, romper barreras y revalorizar Buenos Aires. Incorporar, en síntesis, una nueva mirada, esa a la que no tenemos acceso a puertas cerradas.
Entre los edificios que formaron parte del circuito se encontraron: el Palacio Barolo; Comega; Galería Güemes; Palacio Bencich; Colegio Nacional de Buenos Aires; Complejo Habitacional Los Andes; viviendas particulares; y atelieres de artistas.
Este proyecto se sostuvo en tres pilares principales: voluntariado, patrocinio y participación. Fueron los voluntarios quienes acompañaron a los visitantes durante el recorrido guiándolos y contándoles los detalles de los edificios las historias de la Ciudad.
También hubo tres actividades paralelas: Open Foto, Open Bici y Open Muro. En Open Foto se instalaron dos cámaras oscuras: una en Galería Güemes y otra en el Complejo Los Andes. En ambos lugares se oscureció totalmente una habitación, en la que los visitantes pudieron apreciar el principio de la fotografía: un pequeño agujero que dejaba pasar un rayo de luz permitió mirar a la ciudad proyectada cabeza abajo contra una tela y contra una pared.Fue un fin de semana en el que los porteños de cada barrio pudieron conocer el patrimonio más cercano y el más lejano, el particular y el público y situarlo dentro de la experiencia y la historia de cada uno, aprendiendo a amarlo.
FUENTE: GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES