El fantástico mundo de las cuevas mexicanas
El país cuenta con más de siete mil cenotes, pozos naturales profundos conectando a las cuevas
Considerados por los mayas como espacios sagrados para la comunicación con los dioses y la puerta de entrada para otro mundo, los cenotes son verdaderas obras de arte de la naturaleza. Cercados de historias y mucho misticismo, sumergirse en estas aguas transparentes, subterráneas y cristalinas, sin lugar a dudas es una experiencia única y merecer ser incluido en la lista de “Cosas para hacer antes de morir” de cada aventurero.

Formados hace más de 14 mil años, se estima que hay al redor de 7 mil cenotes dispersos por el país y es posible encontrarlos principalmente en sitios arqueológicos o cerca de ellos. La palabra cenote deriva del maya Dzonot, que significa un pozo o agujero, y tiene como principal característica impactante la excelente visibilidad: al redor de cien metros, algo impensable en mar abierto.
Sin embargo, no es permitido nadar en todos los cenotes. Uno de los más famosos, el Cenote Sagrado, localizado en Chichan Itzá en el estado de Yucatán, por ejemplo, está cerrado hace más de 40 años. Los arqueólogos esperan la autorización del gobierno mexicano, desde 2008, para poder estudiarlo. La razón de esto es porque el pozo natural fue local de sacrificios humanos.

Uno de los cenotes más inusitados que existe es el cenote Angelita. Localizado en la península de Yucatán, en la profundidad de su agua dulce, el buceador encuentra una especie de rio de agua salada. La gran cantidad de sulfuro de hidrogeno encima del rio, permite que veamos este escenario acuático bifásico.

Quien no quiere sumergirse en los cenotes, puede practicar snorkel o relajarse viendo los estupendos paisajes. Para ir a estos locales, normalmente es necesario pagar una pequeña tasa de visita al redor de U$ 5.

Para más información, acceda a www.visitmexico.com
FUENTE: PERSONALLY PR