Turismo de cachaça: un viaje incomparable
Brasil invita a conocer los destinos productores de este néctar convertido en símbolo de identidad
La cachaça, conocida por los locales como “pinga” o “branquinha”, proviene de la destilación de la caña de azúcar fermentada, su color suele ser blanco o amarillento y puede añejarse o no en barrica de madera. La elaboración más popular a base de cachaça es, sin duda, la caipirinha.
Brasil continúa siendo el primer productor y consumidor de la cachaça en el mundo, y como tal este aguardiente se produce en diferentes estados, lo que permite al visitante hacer un divertido tour que recorre ciudades tradicionales productoras de la bebida considerada patrimonio histórico y cultural del país.
Un interesante recorrido por algunos pueblos destiladores:
Paraty – Rio de Janeiro
Ubicado en el extremo sur de Río de Janeiro, en esta ciudad converge una geografía particular con un clima propicio para la producción de cachaça, tradición que se remonta al siglo XVIII. Aquí existieron hasta 200 destilerías, y en la actualidad la zona cuenta con cinco molinos artesanales en funcionamiento -incluyendo una rueda de agua, molino, barricas de roble, cocinas de cobre y un fuego de leña-, convirtiéndose en una de las atracciones imperdibles del lugar. Estas destilerías producen el licor en varias versiones, como blanco o puro, azulado, envejecido, caramelo y Gabriela. De hecho, aquí la cachaça es tan trascendental que cuenta con el sello de denominación de origen: “Cachaça Paraty”.
Paraty también acoge cada año el Festival de la Cachaça, Cultura y Sabores, donde se puede degustar esta bebida sola o en tragos, disfrutar de platos especialmente ideados para el festival y participar de espectáculos tradicionales. En su última edición la ciudad recibió 30 mil turistas durante esta celebración, la infraestructura hotelera registró un 95% de ocupación y los asistentes pudieron deleitarse en familia con el encanto cultural de la zona.
Salinas – Minas Gerais
Famosa por producir la mejor cachaça del país, la pequeña ciudad de Salinas –ubicada en el Valle de Jequitinhonha-, mantiene las tradiciones de una producción artesanal. Marcas famosas de todo el mundo, como Anísio Santiago (ex-Havana), tienen su cuna en Salinas, y en la zona hay más de 80 destilerías. Algunas de ellas permanecen abiertas a los visitantes, mientras que otras cuentan con tiendas en el centro de la ciudad para degustar “la mejor cachaça”.
La ciudad también atesora el Museo de la Cachaça, un espacio de 13.000 m2 donde se narra la historia de la producción de esta bebida en Salinas, reconocida como la Capital Mundial de la Cachaça. La colección abarca diferentes aspectos del cultivo de la caña de azúcar: siembra, cosecha, molienda de caña y fermentación de la bebida; así como también exhibe los rótulos de las marcas y los objetos utilizados en la fabricación artesanal.
Tracunhaém – Pernambuco
La colección del Museo de la Cachaça con cerca de 12.400 rótulos de cachaza es el principal atractivo de Tracunhaém. Hay puntos de venta y degustación en el interior del museo y la atracción principal de la casa es la primera cachaça industrializada del Brasil.
Bonito – Mato Grosso do Sul
Más allá de la exuberante belleza de su naturaleza, esta ciudad conserva un gran referente en la tradición de la cachaça: un bar situado en la calle principal famoso por su taboa, una bebida que combina cachaça, miel, canela, polvo de guaraná y hierbas naturales. Hay también un espacio para mostrar a los turistas las etapas de la producción y degustación de la bebida. Los visitantes pueden conocer la historia del bar y de la taboa, participar de la fabricación de botellas y comprar productos exclusivos.
Brumadinho – Minas Gerais
Desde Brumadinho, municipio conocido por conservar el museo Inhotim -espacio que concentra la mayor cantidad de arte al aire libre de mundo-, el turista puede seguir la ruta de la cachaça creada por 62 productores locales. Se tratan de tres circuitos que incluyen visitas a destilerías en antiguas haciendas con derecho a experimentar la gastronomía local, como quesos y dulces autóctonos.
Socorro – São Paulo
En la ciudad de Socorro es muy popular visitar Alambique Pioneira, la destilería que produjo la primera cachaça orgánica certificada del Estado de São Paulo. Ahí se puede acompañar todo el proceso de producción de esta bebida, desde la plantación de caña hasta el producto final. Luego, los turistas también pueden degustar diferentes tipos de cachaça, por ejemplo, en licores y miel.
Belo Horizonte – Capital de Minas Gerais
Además de las ciudades productoras de la bebida, no se puede dejar de conocer Belo Horizonte, considerada la ciudad con mayor número de bares de Latinoamérica. Según la guía Abrasel cuenta con más de 18 mil establecimientos repartidos por la capital. Todavía, Belo Horizonte alberga Expocachaça, la mayor feria del mundo dedicada a esta bebida. Tras 26 ediciones se ha consolidado como el escaparate más grande y prestigioso de la industria de la cachaça, donde se reúnen los productores y empresarios más representativos del país. Expocachaça ha permitido promocionar a nivel mundial esta bebida, asociándola a un nivel más sofisticado de consumo.
En definitiva, seguir el rastro de la cachaça en Brasil permite abarcar una alternativa de turismo gastronómico en ambientes bien tradicionales, conocer el proceso de producción en auténticas destilerías rústicas y degustar productos de altísima calidad en establecimientos de excelencia mundial.Sobre el turismo en Brasil
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FUENTE: RP Embratur – LLORENTE & CUENCA