Centenario del nacimiento de un hombre que dejó huellas profundas
24 DE JUNIO 1916 – DON BORIS FURMAN – 24 DE JUNIO 2016
Este viernes, 24 de junio de 2016, se cumplen 100 años del nacimiento de Don Boris Furman, hombre de inmenso compromiso social y filántropo por naturaleza. De esa filantropía que no alcanza a comprenderse si no es a través de los actos.
Actos que son visibles y constatables y que han merecido que en la Sesión Ordinaria de la Legislatura de Río Negro, el pasado 1ro de junio de este año, y por unanimidad de los presentes se haya aprobado la Declaración N° 104 – 2016 que considera “de interés social, cultural y turístico las actividades desarrolladas en beneficio de la comunidad y el fortalecimiento del turismo, por la Fundación Sara María Furman con sede en la ciudad de San Carlos de Bariloche, en reconocimiento a su creador Boris Furman”.
Boris Furman nació en la ciudad de Santa Fe el 24 de junio de 1916. Hijo de inmigrantes de ascendencia judía, conoció la extrema pobreza en su propio hogar, condición que en vez de abatirlo lo impulsó a encontrar formas de ayudar a quienes más lo necesitaban. Indudablemente las enseñanzas de su madre Sara, quedaron marcadas a fuego en su personalidad y en sus intenciones: “Siempre hay alguien más necesitado que uno” solía decirle a su hijo.
La vida que llevaba, en una familia unida pero con necesidades, impulsó a Boris a emprender un camino laboral que inició a los 14 años como cadete en una sastrería hasta llegar a ser el propietario de la casa más importante del buen vestir de Buenos Aires: ROCHA CASIMIRES, donde se confeccionaban trajes y camisas, para quienes optaban por los más finos diseños.
Fue en 1970 cuando Boris decidió viajar a San Carlos de Bariloche, y ascendió hasta la cima del Cerro Otto que, por entonces, sólo poseía una pequeña cabaña vidriada de 5 x 5 metros y se utilizaba para vigilancia de los guardaparques, pero con un paisaje tan majestuoso que lo enamoró a primera vista.. De regreso a Buenos Aires, cautivado por lo que sus ojos habían registrado, decidió emprender las gestiones necesarias para obtener los permisos que le permitieran construir un complejo que tuviera una confitería giratoria en la cumbre y a la que se accediera a través de un moderno teleférico. Sin embargo el objetivo ya se planteaba distinto a lo conocido y durante un tiempo, hasta enigmático: “Cerro Otto SA: una sociedad comercial distinta con una meta diferente…”
Apenas cuatro años después el sueño de un Teleférico era una realidad y seis años más tarde, cuando su inversión había sido recuperada, en vez de acumular ganancias (he aquí uno de sus magníficos actos de filantropía real), decidió constituir la Fundación Sara María Furman, lo que claramente marcó esa meta que lo diferenciaba. A partir de 1980 la totalidad de las utilidades son donadas a dos entidades de bien público: la Asociación Cooperadora del Hospital Público de Bariloche y dos entidades de la comunidad judía de Buenos Aires: Fundación Nuevo Hogar y Centro de Ancianos LeDor VaDor y Asociación Civil Ory para niños con discapacidad. Cabe recordar que la última donación, efectivizada en 2015, ascendió a la suma récord de 9.000.000 de pesos.
Teleférico Cerro Otto se convirtió rápidamente en la excursión tradicional por excelencia de San Carlos de Bariloche, condición que mantiene en la actualidad, merced al constante esfuerzo y dedicación de un equipo liderado por el Gerente General, Oscar Borrelli y por el Consejo de Administración de la Fundación Furman.
A la obra de teleférico, que fue agregando distintos atractivos y actividades a lo largo de los años hasta convertirse en lo que hoy se define como un verdadero complejo recreacional, se le deben sumar distintas obras de bien como por ejemplo, por citar solo algunas: múltiples donaciones de tierras y edificaciones; aportes a distintas organizaciones intermedias y la creación de una Panificadora Solidaria en el barrio Obrero Santa Rosa de Lima (Santa fe) que, en sus orígenes, donaba 1200 kg de pan diariamente a personas carenciadas y que en la actualidad funciona no sólo produciendo panificados sino capacitando a personas que se encuentran en conflicto con la ley bajo el régimen de salidas temporales, lo que facilita su reinserción social
Después de años de constante trabajo y esfuerzo, siempre pensando en hacer obras de bien que beneficiaran a las personas de condiciones más humildes, Boris Furman dejó de existir el 13 de abril de 2007, a la edad de 90 años, dejando un inmenso legado de enseñanzas que hoy continúan aplicando quienes trabajan en la continuidad de sus obras de bien.
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FUENTE: Complejo Turístico Teleférico Cerro Otto