La ancestral costa peruana
Las ciudades de Trujillo y Chiclayo, fueron capitales de grandes civilizaciones pre Incas y juntas forman la “Ruta Moche”, un recorrido que reúne los principales atractivos arqueológicos, culturales y paisajísticos de los departamentos de La Libertad y Lambayeque.
El clima cálido de la costa norte de Perú, su mar intenso, sus valles verdes y la riqueza de la fauna fueron factores determinantes para que los antiguos pobladores peruanos se establezcan en esta zona para levantar imponentes y majestuosas construcciones cuyo legado cultural permanece hasta nuestros días.
La prolífica arqueología de esta región atrae no solo turistas sino especialistas de todos los rincones del mundo que vienen a estudiar los frecuentes hallazgos de las culturas milenarias que habitaron esta mágica tierra.
Y es que la costa norte como todo Perú es magia pura, por eso quienes deciden viajar hacia el pasado y encontrar el origen de la riqueza cultural de esta región, lo podrán hacer a través de la Ruta Moche, recorrido que puede empezarse desde Chiclayo hasta Trujillo o viceversa. Si los turistas optan por la primera opción, pueden hacerlo por avión en un vuelo desde Lima de una hora y media.
Justamente, con el objetivo de ampliar la gama de opciones para visitar Perú y conectar el norte de este país con el resto del continente americano, a partir del 28 de junio, Copa Airlines inició vuelos directos desde Panamá hasta Chiclayo, con dos frecuencias semanales; martes y viernes.
En busca de Los Moches
El camino para descubrir esta ruta ancestral comienza en la ciudad de Trujillo, a solo una hora y 15 minutos de vuelo desde Lima. Esta ciudad del departamento de La Libertad, mantiene hasta nuestros días las maravillosas costumbres y tradiciones de los moches, cultura que floreció en la zona norte del país entre los años 100 y 800 d. C.
A 60 kilómetros de Trujillo, se encuentra el complejo arqueológico El Brujo donde se llevó a cabo uno de los descubrimientos más grandes de la aqueología peruana: la tumba de la Señora de Cao, primera evidencia arqueológica de una mujer gobernante en el antiguo Perú.Se calcula que dominó el Valle de Chicama hace 1.700 años.Su ajuar se exhibe en el Museo de Cao, junto con su cuerpo del que todavía se puede vislumbrar los místicos tatuajes que adornan sus brazos, manos y piernas.
El Perú cuenta con 12 lugares reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y desde 1986 la Ciudadela de Chan Chan, que significa “sol resplandeciente”es uno de ellos. Es la ciudad de barro más grande de América prehispánica, perteneciente a la cultura Chimú (siglos XII al XIV d.C.).
Durante el recorrido a Trujillo, no se puede dejar de visitar las Huacas Sol y de la Luna, pirámides sin punta que servían como centros de adoración. Se encuentran a 15 minutos del
Centro Histórico y fueron el centro del poder del pueblo Moche. La Huaca del Sol, con 43 metros de altura, es considerada la más grande del país.
Los tesoros y misterios de Chiclayo
Más al norte del país,a unas 3 horas por tierra desde Trujilo, la ciudad de Chiclayo, capital del departamento de Lambayeque atesora uno de los descubrimientos más predominantes de la historia: El Señor de Sipán, soberano anterior a los incas y considerado un semi Dios.
Por ser la primera vez que se encontraba intacto el mausoleo de un soberano anterior a los incas, su hallazgo es considerado un hito para la arqueología mundial. En su tumbafueron halladas unas 600 piezas de oro, plata y piedras preciosas, símbolos de su risqueza y mando. El Señor de Sipán, es junto a Tutancamón, en Egipto, uno de los entierros más fastuosos del mundo antiguo.
Quienes quieran continuar viajando en el tiempo, deberán visitar el Complejo Arqueológico de Sicán, donde estarán rodeados de unas20 pirámides de más de 30 metros de altura. Las pirámides de Túcume también son otro de los atractivos turísticos, donde se encuentran otras 26 pirámides monumentales construidas a lo largo de 220 hectáreas, las cuales atestiguan la presencia de las civilizaciones Sicán, Chimú e Inca.
Gastronomía, cultura y naturaleza
Lima es la capital gastronómica de América, pero la exquisitez de la comida peruanase extiende a todas sus regiones y la costa norte no es una excepción. El norte peruano es sinónimo de la buena mesa y allí los turistas disfrutarán de una variedad de sabores y olores fruto del legado de las civilizaciones.
Recetas legendarias de la región lambayecana como el arroz con pato o seco de cabrito, son las cartas fuertes de esta zona. Allí también se encuentra el loche, fruto que se cultiva desde las épocas prehispánicas y cuya intensidad de sabor hace de éste, un ingrediente infaltable en los platos lambayecanos. Del loche, se han llegado a encontrar semillas de 4.200 años de antigüedad.
Otro de los insumos infaltables en la cocina norteña es el ají. Se usa desde épocas remotas hasta nuestros días. Y al igual que el ají, los limones no pueden dejarse de lado, son los ingredientes básicos para el tradicional cebiche.
Entre tanto, la Causa Trujillana y la Sopa Teóloga también hacen parte de las riquezas gastronómicas de la zona norte. El shámbar que significa “lugar de sembrío” representa una tradición para todos los pobladores de Trujillo que consume esta sopa de fondo todos los lunes, ya que es un alimento intenso y lleno de energía necesario para toda la semana.
Esta región ofrece además emblemáticos eventos culturales como el Concurso Nacional de Marinera en Trujillo, danzas típicas de la región, y el Concurso Nacional de Caballos de Paso, para los amantes de los deportes ecuestres.
La riqueza histórica también se ve reflejada en los famosos caballitos de totora, embarcaciones de más de mil años, construidos con fibras de plantas del mismo nombre y usados hoy por los
pobladores de la zona, para la pesca artesanal. Estos se encuentran en el puerto Chicama y el balneario de Huanchaco, lugares propicios también para practicar surf.
La costa norte peruana esconde los secretos y riquezas de una cultura mileneria que permanece en el tiempo, tanto por la majestuosidad de las construcciones de sus civilizaciones, como por las costumbres y tradiciones de quienes hoy habitan estas tierras ancestrales, que muestran y ofrecen al mundo moderno patrimonios materiales e inmateriales.
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FUENTE: AXON MARKETING & COMMUNICATIONS para PROMPERÚ