Ciudades argentinas que vale la pena conocer
Las cabañas en Bariloche son confortables, con estilo, en medio de parques, con bonitos jardines y todos los servicios ideales, para disfrutar plenamentede la maravillosa Patagonia Argentina.
Todo se puede hacer aquí desde deleitarse con los ricos chocolates y comida regional y participar de experiencias inolvidables son múltiples las propuestas.
Una recomendada excursión es a la Isla Victoria y al Parque Nacional los Arrayanes.
En 1939 el hotel Llao Llao construido íntegramente en madera sufrió un incendio, aunque fue totalmente reconstruido, respetando su estilo original, sus escombros fueron utilizados para unir un islote al continente, en 1965 se emplaza allí Puerto Pañuelos, a 26 km del centro urbano.
Desde aquí parte el viaje. Consiste en una hora de contemplación navegando por el profundo, sereno, gélido y azul Nahuel Huapi, hasta la península de Quetrihue, es así como se dice arrayán en lengua mapuche.
Conocer el bosque de color rojizo con increíble aroma bordeando el lago, caminar por el sendero, huella andina, emociona porque es un paisaje único, mágico. Luego se parte hacia Puerto Anchorena en la Isla Victoria en un paseo soñado con rica flora y la playa volcánica del Toro, donde pueden observarse pinturas rupestres.
Mar del Plata en la provincia de Buenos Aires es otra ciudad argentina para disfrutar: completa, llena de arte, música, museos, shoppings, teatros y restaurantes.En ella hay muchos negocios de tejidos marplatenses, artesanías, artículos regionales y tradicionales alfajores. Siempre en todas las temporadas dispone de una excelente gestión turística con servicios y propuestas diurnas y nocturnas, para pasarlo muy bien.
En ella los turistas encontraran sin duda una cabaña, un departamento, una casa, una hostería, un hotel lujoso o un hostel en mar del plata a la medida de sus intereses y necesidades, ya que este centro urbano se prepara constantemente para recibir huéspedes todo el año, con su mar azul verdoso bravío, bañando suavemente sus costas o golpeando la escollera, salpicando y rugiendo contra las rocas, con sus playas populosas o exclusivas, con balnearios llenos de actividades y paseos en sus alrededores.
.
FUENTE y FOTOS: MARTÍN MIÑO