Olomouc, la antigua capital del reino de Moravia
Este año celebramos las ciudades que son las puertas para conocer las regiones checas. Una de las regiones más misteriosas y ricas en tradiciones y folklore, es la región de Moravia. En la antigüedad la ciudad fue capital y aún conserva el basto patrimonio e historia que le dieron este lugar. Ven a conocerla con nosotros de la mano de Radio Praha
Olomouc ostenta el segundo mayor centro histórico y monumental de la República Checa, después de Praga. Pero a pesar de su belleza e historia sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de los turistas. Omnipresencia del barroco, calles peatonales con pendientes suaves y armónicas, numerosas fuentes y frondosos parques definen a una ciudad en la que el viajero solo encontrará a sus propios habitantes y a los miles de estudiantes de su Universidad.
A orillas del río Morava, a una distancia de entre dos y tres horas en tren desde Praga, se levanta la monumental ciudad de Olomouc. Su catedral, decenas de iglesias y capillas, la muralla de la antigua fortaleza, el Palacio Arzobispal, la enorme Columna de la Santísima Trinidad, el conjunto escultórico más grande del país, o el reloj astronómico, son solo algunos de los elementos que hablan de la importancia que llegó a tener Olomouc.
Una ciudad bonita y acogedora, que se puede visitar cualquier día del año sin tener que hacer colas, ni caminar entre miles de turistas, sino más bien solo en compañía del silencio. Especialmente en fin de semana cuando los estudiantes universitarios abandonan la ciudad para ir a sus localidades de origen.
Hoy en día Olomouc es la sexta ciudad más grande de la República Checa, con poco más de 100.000 habitantes, pero en otra época era la referencia para toda la región de Moravia. Como explica la historiadora Iveta Apltauerová, la Guerra de los Treinta Años, que se prolongó desde 1618 hasta 1648, cambió el destino de la ciudad.
“Después de la Guerra de los Treinta Años, Brno era mucho más importante, cambió la situación. Olomouc fue totalmente destruida. Algunos pensaban que era mejor que la ciudad dejara de existir. Estaba destruida y tan solo quedaron 1.600 habitantes. ¿Qué hacer en una ciudad así? Pero no se podía porque era la sede del Obispado y la Universidad”.
En el año 1063 el papa Alejandro II ya le otorgó el obispado, independiente de la diócesis de Praga. Hasta la Guerra de los Treinta Años prácticamente todas las decisiones importantes de la región se tomaban en Olomouc.
Fue reconstruida en estilo barroco, que es el aspecto característico que presenta hoy día. En 1777 Pío VI ascendió la diócesis de Olomouc a Arzobispado. Pero la ciudad, aún una fortaleza, no pudo desarrollarse ya como otras. Precisamente su estructura amurallada no favorecía la expansión del núcleo urbano ni tampoco el de su comercio, considera Iveta Apltauerová. Aún así, mantuvo su condición de ciudad de importancia. Mozart de niño estuvo algún tiempo en ella donde llegó incluso a componer su Sexta Sinfonía en Fa mayor.
Tiempo después, Olomouc pasaría a la historia por ser el lugar en el que el emperador austriaco Fernando I abdicó en su hijo Francisco José I en 1848.
El centro histórico de la ciudad
Olomouc cuenta con el segundo reloj astronómico más famoso de la República Checa, después, claro está, del de Praga. Es tan solo algunas décadas más nuevo que el de la Plaza de la Ciudad Vieja, data de la segunda mitad del siglo XV. Sin embargo, su aspecto es radicalmente distinto, porque sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial y la reconstrucción se realizó de acuerdo con la estética socialista, como cuenta Iveta Apltauerová.
“En la Plaza Alta hoy podemos ver sobre todo el Ayuntamiento con el reloj astronómico. Es uno de los pocos relojes heliocéntricos del mundo. Durante el comunismo cambió totalmente su aspecto y ahora se pueden ver en él campesinos, obreros, futbolistas, etc. Yo creo que cuanto más pase el tiempo, más interesante será también para saber cómo era el realismo socialista, porque era un estilo un poco absurdo, y aunque suene un poco raro, a mí me gusta”.
A pocos metros del reloj astronómico, en la misma plaza, se levanta la Columna de la Santísima Trinidad, de 35 metros de altura. Es el conjunto escultórico más grande del país y el símbolo de la ciudad, especialmente desde que en el año 2000 fue incluida en la lista de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Fue construida a principios del siglo XVIII, como recuerdo a las víctimas de la peste cuando ésta acabó. Al final de las obras incluso asistió la emperatriz María Teresa. Durante la Guerra de los Siete Años estuvo a punto de ser derrumbada, pero la ciudad se movilizó para evitarlo recuerda Iveta Apltauerová.
“Durante el sitio de la ciudad por el Ejército Prusiano, la columna recibió varios impactos de las balas de los cañones. Pero tras una petición por parte del pueblo de Olomouc, el general prusiano no volvió a apuntar a la columna. Después de la guerra, la columna fue reparada”.
Otro de los lugares únicos de Olomouc es la plaza de San Venceslao, que domina la Catedral homónima, pero en la que también se encuentra el Museo de la Archidiócesis. La Catedral de San Venceslao fue además escenario de un momento clave en la historia de Bohemia, cuenta Iveta Apltauerová.
Es interesante que en las escaleras de esta catedral fue asesinado Venceslao III, rey de Bohemia, en 1306. Es un misterio porque hasta hoy día no se sabe quién le mató. Hay muchas teorías sobre quién y por qué lo hizo, pero lo que está claro es que con su muerte acabó la dinastía de los Premislitas”.
Todo este complejo monumental de la plaza pasó hace poco por un largo proceso de restauración, reparación y limpieza, por lo que ahora luce imponente. El aspecto actual de la catedral es el que le dejó la última reconstrucción y ampliación realizada sobre ella a finales del siglo XIX. Con su torre de más de cien metros, la Catedral de Olomouc es considerada como uno de los monumentos de estilo neogótico más notables de la República Checa.
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FUENTE: ČCCR – CzechTourism