Museo de Arqueología y Conservación Subacuática Mario Brozoski: un viaje al lecho del Atlántico Sur
El museo Mario Brozoski, con un moderno y original diseño, permite “explorar” uno de los bienes patrimoniales subacuáticos más importantes de la Argentina: la corbeta Swift, yacente en el fondo de la Ría Deseado desde hace más de 200 años. En sus salas es posible conocer este valioso testimonio arqueológico de la cultura naval británica de la segunda mitad del siglo XVIII, siendo uno de los mejores conservados en el mundo, y que, gracias a las labores realizadas por el equipo de arqueología submarina, es posible conocer aspectos de la cotidianeidad en una embarcación de hace dos siglos atrás. Este mérito no hubiese sido posible sin el compromiso de un grupo de deseadenses curiosos y soñadores, que en 1982 iniciaron este proyecto con el descubrimiento de los restos de la corbeta Swift. De esta manera, inauguraron una nueva forma de concebir este tipo de bienes patrimoniales y le proveyeron a Puerto Deseado un símbolo de orgullo e identidad.
ENTRE OPORTUNIDAD Y TRAGEDIA
Para muchos el océano es una fuente inagotable de inspiración, un elemento que favorece la imaginación y la aventura ante su inmensidad; una ventana al infinito y a las oportunidades que históricamente se fundamentaron en el sentir de los hombres que se lanzaban a “la mar” en búsqueda de nuevas oportunidades. Pero el mar, tras su impronta serena y pacífica, sabe manifestar la furia que ha enfrentado a muchos de sus navegantes a épicas condiciones que les obligaron a sortear su suerte, muchas veces, con trágicas consecuencias…
El Atlántico Sur fue escenario de importantes enfrentamientos entre grandes potencias, que a través de sus flotas se disputaron el dominio de los territorios patagónicos. En la zona de la actual localidad santacruceña de Puerto Deseado, en el siglo XVIII, cuando la potestad de este territorio enfrentaba a Francia, Inglaterra y España, una embarcación militar británica, la HMS Swift, partió de Islas Malvinas en una labor de reconocimiento; los avatares de la variable clima los obligó a entrar en la Ría Deseado buscando reparo; en su intento por anclar en puerto, sufrió un accidente que desembocó en su hundimiento, cobrándose la vida de tres hombres. Este evento se convertirá, más de 200 años después, en el punto de partida para el desarrollo de la arqueología marítima en Argentina, teniendo su máximo punto de expresión en el museo Mario Brozoski, en Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz.
LA CORBETA SWIFT: MONUMENTO ÉPICO QUE RENACE POR LA CURIOSIDAD
La nave de guerra británica HMS Swift, construida en 1762, era una “sloop of war” que contaba con 28 metros de eslora y estaba armada con 14 cañones de 6 libras y 12 pedreros de 1/2 libra.
Apostada en la base británica en las Islas Malvinas, la corbeta emprendió, con 91 almas a bordo, un viaje exploratorio hasta que, ante una fuerte tormenta, resuelven resguardarse en puerto. Sin saberlo, esa decisión daría lugar a una gesta épica que enfrentó a sus tripulantes a las más diversas vicisitudes. Al buscar resguardo, la embarcación se encalla; eliminan peso y así logran continuar; pero, poco después, impactan con un segundo escollo no cartografiado. Esta vez, los daños fueron severos y ocasionaron el hundimiento de la nave. Ya reposando en el fondo del lecho marino, y habiéndose llevado consigo la vida de tres tripulantes, los 88 sobrevivientes quedaron varados en las costas inhabitadas de la actual localidad de Puerto Deseado. Desprovistos de cualquier insumo, debieron adaptarse a un medio hostil, e improvisar las condiciones necesarias para mantenerse vivos. Su meta era una: pedir ayuda; y lo más cercano era el asentamiento británico en las Islas Malvinas. La perseverancia les permitió construir una chalupa, que fue abordada por siete marinos que, a fuerza de brazo, lograron atravesar el trecho, llegar a puerto malvinense y solicitar el rescate de los sobrevivientes. A un mes de la tragedia, los tripulantes que aguardan sobre el actual territorio deseadense, vieron el arribo de la única nave británica que podría salvarlos: la Favourite.
Entre los sobrevivientes se encontraba el teniente Erasmus Gower, quien redactó y publicó su crónica del acontecimiento. La relevancia de la Swift, su naufragio y los hechos ocurridos pasaron al olvido durante generaciones hasta que, en el año 1982, Patrick Gower, descendiente de Erasmus, llegó con el documento que daba cuentas del naufragio. Esto siembra, ante una comunidad deseadense que ignoraba lo ocurrido, la semilla de la curiosidad. Un año después, un joven estudiante de secundaria llamado Marcelo Rojas, en conjunto con un grupo de amigos, emprenderá una labor que ofició como punto de partida para el desarrollo de la arqueología cultural marítima en la Argentina, ciencia que ha sabido enriquecer la puesta en valor de los hallazgos, pues el arqueólogo tiene la capacidad de generar relatos a partir de los descubrimientos, sabe “leerlos” más allá del objeto per sé: Un balde, un plato, una botella… Simples elementos de la realidad cotidiana trascienden a otro plano cuando son analizados por contraste con otros contextos similares o a partir de la reconstrucción de la técnica con los que fuesen manufacturados, generando una ventana que analiza el pasado.
Desde entonces, el equipo de arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano ha realizado importantes trabajos de excavación en la corbeta, principalmente entre 2002 y 2010; y se continúan desarrollando buceos de monitoreo que tienen objetivos diversos, que incluyen llevar a cabo un registro que permita constatar el estado de los restos a lo largo del tiempo; documentar las especies de flora y fauna que habitan allí, dando cuentas de su desarrollo y la influencia que ejercen sobre las estructuras, e incluso, recuperar diferentes objetos, entre ellos, uno de los cañones.
De este modo, la corbeta Swift se convirtió en un área de preservación cultural bajo el mar; un enclave de la historia de la localidad que, desde lo profundo, expone su valor en el tiempo.
EL SITIO SWIFT: DE NAVE DE GUERRA A ECOSISTEMA DINÁMICO
Los naufragios son, por su naturaleza, un recorte en la historia, una expresión estática del modo de vida, usos y costumbres propios de su tiempo, mientras se mimetizan al nuevo entorno, desplazando la vida para la que fueran diseñados por otra en el lecho marino: un epicentro de vida para la flora y fauna marina. El casco, que reposa inerte en la profundidad oscura, enfrenta el ineludible paso del tiempo, debilitando su estructura, la que cede paulatinamente dejando a la vista cada vez más tesoros…
La corbeta Swift, que yace a 20 metros de la superficie en el lecho marino, a sólo 3 km. de la desembocadura de la Ría y a 100 metros Del Puerto, es un ejemplo particular entre los de su tipo; una fuente inagotable de elementos que relatan otro tiempo. Bucear en las oscuras aguas, descubriendo debajo de las copiosas colonias de vegetación las sólidas estructuras de madera, los imponentes cañones y, descubierto por los avatares de la fauna y el movimiento de las mareas, los elementos que hacían del quehacer de sus tripulantes es una de las principales metas que permite la preservación del Patrimonio cultural marítimo.
Por las características del hallazgo, la corbeta Swift se erige como un emblema, un símbolo de la arqueología submarina del país. Una de las principales del Sitio es el buen estado de conservación del naufragio y sus elementos. Esta cualidad se da por la composición del sedimento que cubre las superficies; al ser tan pequeño hacen difícil la concentración de oxígeno y, con ello, se reduce el desarrollo de los actores que, naturalmente, los deterioran o destruyen. Por este motivo se yergue con un monumento invaluable que atesora una manera de entender la realidad a través de los artículos, utensilios y armamento que aún se encuentran en ella, y otras que, por la labor de hombres y mujeres curiosos y comprometidos con su historia, se han recuperado y son expuestos en el museo Mario Brozoski.
MUSEO MARIO BROZOSKÍ: LA OPORTUNIDAD DE BUCEAR EN LA SUPERFICIE
El museo municipal Mario Brozoski se inauguró en el año 1983 y lleva el nombre de uno de los jóvenes que descubrió los restos del hundimiento de la corbeta Swift, que falleció a pocos años después. Cuenta con un diseño innovador que ofrece la posibilidad de vivir una experiencia diferente, recreando un descenso al lecho marino a través de todos los sentidos.
Al ingresar, una primera sala donde abunda la luz, en la superficie, presenta los cimientos que estructuran la exposición, entre ellos, el documento de Gower.
Luego, poco a poco, se incurre en un “descenso” que traslada al visitante al casco de la corbeta; en un espacio a media luz, con paredes de madera, donde sólo resaltan los elementos recuperados del barco, con una iluminación que enfatiza el “volver a ver la luz”: una bomba, que habría sido empleada para recoger el agua necesaria en la cocina, utensilios de cocina, armamento, vajilla, planos y mapas.
Atravesando una suerte de algas marinas, se procede a una tercera sala, donde, suspendidos sobre un fondo celeste profundo, destacan más utensilios, y, en el piso, sobre una base de arena, muestras de la madera original del casco. Luego, atravesando otra enredadera, se “emerge” a la superficie y se halla información relevante sobre la acción de los pioneros que dieron el paso decisivo al descubrimiento, y todo lo que aconteció luego: recortes periodísticos, material audio-visual, líneas cronológicas sobre los hechos que motivaron la incursión primero, y los procedimientos posteriores. Una gran frase completa y resume el recorrido: “La curiosidad puede ser el comienzo de una aventura inigualable”.
MUSEO MARIO BROZOSKI, “ÚNICO” EN ARGENTINA
En Puerto Deseado, el museo Mario Brozoski se yergue como un lugar especial, único; cualidad que se manifiesta en varios aspectos: es el único Museo de Arqueología y conservación Subacuática, que exhibe los objetos recuperados de la corbeta Swift, contando con especialistas que garantizan que el cambio de entorno de todo aquello que emerge, luego de estar más de 200 años bajo el mar, se conserve óptimamente; es único porque provee una experiencia plurisensorial que permite vivenciar una misión de buceo en la superficie; es único porque expone la defensa del patrimonio local, entendiendo la importancia de la arqueología subacuática; es único porque expresa una labor responsable, planificada e interdisciplinaria de un grupo de profesionales en virtud del permanente mejoramiento de las exposiciones. Y es único porque sirve como portal al pasado, a través de una exposición dinámica y vivencial que trae de las profundidades un recorte de la historia, haciéndola tangible y poniéndola al alcance de todos. Es único y se predispone para ser visitado.
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